Las leches vegetales existen desde la antigüedad , las primeras referencias escritas sobre leches vegetales datan del Imperio romano.
La leche es un alimento básico, pero también destaca por su aporte calórico y por ser protagonista de intolerancias.
Hoy, quienes prefieren por necesidad, gustos o circunstancias eliminar la leche de vaca o cabra de su dieta o reducir su presencia en ella, pero precisan de algún alimento con cualidades y aspecto similares a la blanca bebida, están de enhorabuena.
En el mercado puede encontrarse una gran variedad de leches vegetales que, aunque en su composición poco o nada tienen que ver con la leche de origen animal, sí que tienen puntos en común con esta en lo organoléptico y pueden ocupar perfectamente el hueco que deja en la dieta de las personas que han decidido no consumir leche de vaca o cabra o ingerirla con menos frecuencia.
Las leches vegetales pueden encontrarse incluso en grandes supermercados. #LechesVegetales Clic para tuitear
El origen de la leche vegetal
Las leches vegetales no son un producto novedoso. De hecho, en Europa hay testimonios escritos de su consumo ya en la época del Imperio romano, pero su origen, con todo, se remonta probablemente a muchos miles de años antes.
Las primeras sociedades organizadas de cazadores y recolectores se alimentaban en buena parte de frutos secos y semillas, que podían conservarse durante años y convertirse en bebedizos mediante la aplicación de técnicas de emulsionado o molienda.
Se trataba de alimentos muy populares y polivalentes ya que, además de beberse, podían emplearse en la cocina para reemplazar las grasas y los aceites, que eran más escasos y, por ello, también más caros.
Tenían además aquellas primeras leches vegetales otra ventaja importante que tenía que ver con la naturaleza perecedera de la leche.
Hasta la aparición de modernas técnicas como la pasteurización y la uperización, la blanca bebida se corrompía con facilidad y se convertía en vehículo transmisor de enfermedades.
El consumo de leches vegetales ha crecido en los últimos años. #LechesVegetales Clic para tuitearEn Roma, eran comunes la leche de nueces (Lacte Nucis) o la de frutos de otros árboles (lacte illius arboris) y parecen, de hecho, citadas en tratados como el célebre De re coquiniaria de Apicius.
En la antigua Grecia se empleaban también leches vegetales a las que se identificaba con el término Xouxi y en la Edad Media, también hay constancia del uso habitual de este tipo de alimentos en diferentes países europeos.
El consumo de leches vegetales no se limitaba, sin embargo, a Europa. En el mundo árabe, existía el término Istahlaba, un vocablo que identificaba a la práctica consistente en extraer leche de cualquier tipo de planta.
A ellos, a los árabes, les debemos precisamente la invención de la horchata, una de las leches vegetales más populares e intensamente consumidas en España desde que, allá por el siglo IX, los musulmanes ibéricos importaron desde Sudán las primeras chufas y empezaron a cultivarlas en Levante.
Los recetarios medievales, renacentistas y barrocos que se conservan, están repletos de recetas que emplean leche vegetal, pero no fue hasta finales del XIX que las leches vegetales se convirtieron en producto de consumo.
Con todo, y desde siempre, en España se han consumido diferentes tipos de leches vegetales.
La preocupación por el sobrepeso incrementa la demanda de leches vegetales .#LechesVegetales Clic para tuitearSon famosas, por ejemplo, la leche de cacahuetes aragonesa, la leche de semillas de calabaza murciana o la leche de almendras de las Baleares.
Todas, eso sí, eran productos artesanos, elaborados para consumo propio o la venta a muy pequeña escala.
La gran expansión del consumo de leches vegetales no se produce, sin embargo, hasta entrado el siglo XXI.
Llega como consecuencia de la conjunción de dos factores: el desarrollo de sistemas de producción capaces de mejorar el sabor de las leches vegetales y el interés de la población por productos saludables y/o bajos en grasas.
De hecho; el incremento en la demanda de este tipo de productos es paralelo a la popularización de las leches desnatadas y semidesnatadas, que hoy tienen más demanda que la leche tradicional.
Hasta entonces, en España al menos, las únicas leches vegetales que se comercializaban a gran escala eran la horchata y la leche de almendras.
¿Por qué consumir leche vegetal?
El valor de las leches vegetales reside en su elevado contenido en nutrientes y su condición de producto más fácil de digerir que la leche de origen animal.
Al no contener lactosa, las leches vegetales son soportadas por personas con intolerancia a este azúcar natural que contiene la leche.
Actualmente, el consumo de leches vegetales de todo tipo y elaboradas industrialmente convive con la preparación en el propio domicilio de bebidas elaboradas mediante la molienda o la emulsión de semillas diversas. Es esta última, una alternativa que recomiendan determinados dietistas.
La española Nuria Roura, autora del libro Detox Sen, recuerda que, a menudo, las leches vegetales de origen industrial contienen azúcares añadidos y otros componentes como los carragenatos, la goma xantana, las maltodextrinas o el aceite de girasol.
Lo deseable, señala, es que las leches vegetales incluyan únicamente la semilla, tubérculo –la chufa es un tubérculo- o cereal a partir del que se elaboran, agua y algo de sal.
La inclusión de aceites y azúcares durante el proceso industrial de elaboración de estas leches vegetales incrementa las calorías del producto final y cuestiona las virtudes que las llevan a ser consideradas un producto especialmente indicado para dietas de adelgazamiento.
No obstante, y pese a los ingredientes añadidos, las leches vegetales industriales siguen siendo una buena alternativa para los intolerantes a la lactosa o las personas que, por la razón que sea, no desean consumir leche porque les desagrada y no están dispuestas a renunciar a beber algo parecido a ella, sola o con café, o no poder disfrutar determinados tipos de repostería y especialidades culinarias en cuya receta original se incluye leche, pero que pueden ser elaborados también con sustancias similares.
Los principales tipos de leches vegetales; sus virtudes e indicaciones
En cualquier supermercado –y mucho más en tiendas especializadas en alimentos dietéticos- podemos encontrar, actualmente, una amplia variedad de leches vegetales.
Cada una de ellas, no obstante, tiene características propias que la convierten en especialmente indicada para determinados grupos de población.
La comercialización a gran escala de leches vegetales data de finales del XIX. #LechesVegetales Clic para tuitearLas principales son las que siguen:
Leche de avena
Destaca por sus propiedades digestivas y su sabor suave. Es muy nutritiva e incluye una gran cantidad de fibra, lo que la convierte en una leche vegetal especialmente indicada para personas con dificultades de tránsito intestinal u otro tipo de alteraciones digestivas.
Tiene también cierto poder relajante y aporta a quien la consume vitaminas del grupo B.
Leche de arroz
De sabor dulce, resulta, por esta particularidad, muy indicada para niños. Contribuye a regular el tracto digestivo y, por esta razón, es adecuada para personas que sufren problemas digestivos.
Se trata de un alimento especialmente indicado cuando se experimentan episodios de vómitos o diarrea.
Leche de quinoa
Apta para celiacos y niños. Destaca por su elevado aporte proteínico, sus ácidos grasos monoinsaturados, y el potasio, el magnesio, la vitamina E y los esteroles vegetales que aporta.
Sus características la convierten en un alimento adecuado para dietas que tengan como objetivo regular el colesterol. Contiene también gran cantidad de fibra.
Leche de soja
Sin duda, se trata de la leche vegetal más popular hoy en día y, en consecuencia, de la que mayor demanda existe.
En el mercado es posible encontrar variedades a las que se les ha añadido calcio y, también, isoflavonas.
Las isoflavonas tienen una estructura parecida a la de los estrógenos y, por ello, el consumo de leche de soja se recomienda a mujeres de mediana edad inmersas ya en la menopausia.
La principal desventaja de la leche de soja reside en que puede resultar indigesta para buena parte de la población.
Por ello se desaconseja su consumo directo y se recomienda degustarla tras haberla cocinado. Su alto contenido en lecitina la convierte en un alimento beneficioso para la circulación y previene la ansiedad y la fatiga mental.
Leche de frutos secos
Avellanas, almendras e, incluso, cacahuetes son algunos de los frutos secos de los que se puede obtener leche.
Se trata, en todos los casos, de alimentos especialmente indicados para mujeres embarazadas o que acaban de tener un hijo al que han decidido alimentar con leche materna, puesto que estimulan la producción de esta.
Son leches vegetales con alto contenido en calcio y muchas proteínas.
La leche de avellana, por ejemplo, es beneficiosa para el aparato respiratorio, y la leche de almendra regula el azúcar en sangre y rebaja el colesterol.
Aunque, de momento, cuesta encontrarlas en España, existen también leches vegetales elaboradas con anacardos o nueces brasileñas que presentan un elevado contenido en selenio.
El selenio es un micronutriente esencial que tiene propiedades antioxidantes. Para beneficiarse de ellas, una posibilidad no desdeñable es elaborar estas leches vegetales en casa.
Leche de coco
Es importante no confundirla con el agua de coco, un producto que en los últimos años está presente incluso en los supermercados de las grandes cadenas de distribución españolas.
El agua de coco, de hecho, es un líquido prácticamente transparente que se encuentra en el interior de este fruto, y la leche de coco, sin embargo, se obtiene tras triturar la aceitosa pulpa de este fruto tropical.
Entre sus virtudes, destaca sus notables aportes de hidratos de carbono (cinco gramos de cada cien), proteínas (2,3 gramos de cada cien) y grasas (24 gramos de cada cien).

Por todo ello, se trata de una leche vegetal especialmente nutritiva; pero conviene consumirla con moderación, ya que de los 24 gramos que de grasa que contienen cada 100 gramos de coco, 21 gramos son grasas saturadas.
El aporte vitamínico de la leche de coco es también muy apreciable, ya que se trata de un alimento que contiene vitamina C y vitaminas B1, B2, B3, B5 y B6. Contiene, además, minerales como el potasio, el fósforo, el selenio y el cromo. Su contenido en azúcar es bajo.
Los veganos la consumen porque aporta mucha fibra y ácidos grasos de cadena media y se está analizando si puede ser un buen aliado en la lucha contra la obesidad.
Su delicioso sabor la convierte en una leche vegetal muy indicada para niños y personas mayores. Permite, así mismo, elaborar deliciosos postres.
Leche de alpiste
Su capacidad de reducir la grasa corporal la convierte en una leche vegetal muy interesante para personas con sobrepeso o deportistas que desean ganar masa muscular.
Regula el colesterol, reduce las inflamaciones y ayuda a que el páncreas funcione mejor. Es, por todo ello, una leche vegetal muy indicada para personas de mediana edad con problemas de obesidad.
Leche de sésamo
El sésamo contiene mucho calcio, aporta proteínas y es rico en minerales. Otra de sus virtudes es su condición de alimento capaz de equilibrar el sistema nervioso de los adultos.
También potencia la memoria y es un aliado eficaz contra el estreñimiento y el insomnio.
Por todo ello, se aconseja su consumo a personas mayores o adultos de mediana edad sometidos a elevada exigencia laboral y que, por ello, experimentan episodios de estrés intenso.
Leche de trigo sarraceno
Este pseudocereal incluye vitaminas de grupo B, magnesio y triptófano. Conviene elaborarla cuando el trigo ha germinado ya.
Neutraliza toxinas y combate la fatiga mental y la depresión, por su elevado contenido en lecitina.
La horchata es la leche vegetal más popular en España. #LechesVegetales Clic para tuitear
Horchata
Sin duda, es la reina de las leches vegetales. Tanto es así que, por su popularidad, hay quien prefiere no considerarla una leche de este tipo; pero lo cierto es que se trata de la única leche vegetal, de las que actualmente se comercializan en España, que cuenta con nombre propio, con sitio en el diccionario de la RAE.
Se elabora con un pequeño tubérculo, la chufa, que se cultiva en el Levante español desde hace más de doce siglos. La chufa procede de la región sudanesa de Chuf y de ahí su nombre.
Se trata de una bebida muy refrescante que se consume como tentempié en verano y destaca por sus aminoácidos y el alto contenido en almidón.
Los celíacos la pueden consumir sin temor y, al contener muy poco sodio, está especialmente indicada para hipertensos, niños y embarazadas.
Tiene alto poder energético, propiedades antioxidantes gracias a las vitaminas C y E que contiene y ayuda a combatir la diarrea.
Su elevado porcentaje de proteínas la hace especialmente indicada para personas obligadas a seguir dietas hipoproteicas.
Es también un potente diurético que resulta aconsejable para individuos con problemas de riñón y, al no contener azúcares naturales como la lactosa o la fructosa, puede ser consumida sin temor por diabéticos y personas con sobrepeso.